Un blog de ciencia para entender el funcionamiento del planeta y su relación con la historia de la humanidad
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No vamos a hablar aquí de las depravadas aficiones de Michael Jackson que están dándose a conocer siete años después de su muerte, aunque desde mucho antes se sospecharan. Vamos a hablar del fenómeno de El Niño que, entre otras cosas, provocó una de las más sonadas colaboraciones musicales de todos los tiempos, la cual lideró Michael Jackson. Seguro que muchos se acuerdan de aquella canción de los años 80s “We are the world” que juntaron a un lado de Michael Jackson no sólo músicos como Stevie Wonder, Tina Turner, Bruce Springsteen, Ray Charles o Bob Dylan entre otros, sino que también colaboraron actores y otros artistas como Dan Aykroyd o Bette Midler. Pues bien, todo está relacionado con uno de los eventos de El Niño más fuertes de la historia. El fenómeno de El Niño es una de las caras del acoplamiento entre el océano y la atmósfera en la región tropical del Pacífico, siendo la otra cara de la moneda lo que se conoce como La Niña. A ese acoplamiento los científicos lo llamamos El Niño Oscilación del Sur (ENSO, en su siglas en inglés). Le llamamos Oscilación porque al igual que un péndulo oscila entre dos extremos, El Niño y La Niña, aunque la mayor parte del tiempo está entre los dos, llamémoslo condiciones neutras. El problema es que estás oscilaciones no son tan regulares como los de un péndulo de reloj y por eso no es fácil de predecir. La oscilación del ENSO varía entre 2 y 8 años y es la principal causa a nivel mundial de las variaciones entre años en el clima. En el gif muestro cómo se desarrollan dichos fenómenos. En una situación neutra, los vientos alisios empujan el agua superficial del Pacífico Tropical hacia el oeste, y la circulación atmosférica asociada (circulación de Walker para los avanzados) produce lluvias en el Pacífico Occidental (por ejemplo Indonesia) y condiciones secas en el Pacífico Oriental (por ejemplo Ecuador). Las condiciones La Niña serían similares pero con unos vientos alisios más intensos, lo que produce lluvias muy intensas en Indonesia y sequías extremas en Ecuador. El Niño empieza a desarrollarse cuando esos vientos se relajan. En ese momento, todo el agua cálida que está apilada en el Oeste del Pacífico empieza a moverse como una enorme marea (onda de Kelvin) hacia el continente americano, y con ella las nubes de convección que producen las lluvias. Esto produce lluvias intensas en Ecuador y sequía e incendios en Indonesia. La onda de Kelvin puede llevar mucha fuerza, tanto que se esparce por todo el continente atrapada en la costa, desde Chile hasta Canadá, lo que suele producir el colapso de las pesquerías, ya que el agua cálida evita la llegada de nutrientes a la superficie. Por lo tanto, los eventos de El Niño y la Niña producen cambios en el océano y en la atmósfera a nivel global y uno de los sitios que suele verse afectado cuando El Niño asoma es Etiopía, en el este de África. En el año 83-84 se produjo en el Pacífico un evento de El Niño que fue el más fuerte desde que existían registros, aunque fue superado posteriormente en el 97-98. Aquel evento contribuyó a nivel científico a entender bien los efectos del El Niño y a consolidar las ideas que Bjerkness había lanzado en los años 60s, pero también trajo una de las peores sequías de la historia de Etiopía. La sequía fue utilizada como un arma por el presidente de Etiopía, Mengistu Haile Mariam, para derrotar a las tribus que se le oponían, matándolas literalmente de hambre (interesante revisión de los hechos AQUÍ). El resultado fue una de las más tristemente famosas hambrunas de África. En aquellos años, imágenes de niños desnutridos, con la panza hinchada y la mirada perdida, poblaron los telediarios y sensibilizaron a la sociedad. Aunque la ayuda humanitaria se puso en marcha, siempre parecía insuficiente. Los músicos británicos hicieron un primer aporte con la canción “Do They Know It's Christmas?” compuesta por Bob Geldof y Midge Ure, el cual tuvo bastante éxito ya que vendieron más de tres millones de copias del disco de Band Aid, que así se llamó la banda ocasional que formaron algunos de los músicos más renombrados del Reino Unido. Pero lo cierto es que ese éxito palideció cuando llegó la versión estadounidense. Fue Harry Belafonte quien empezó a buscar una colaboración entre artistas, con el nombre de USA for Africa, para la recaudación de fondos destinados a la población de Etiopía. En un principio convenció a Lionel Richie, Kenny Rogers y Stevie Wonder para componer la canción. Finalmente también contactaron con Michael Jackson que no sólo estuvo encantado de colaborar, sino que quiso también componer. Michael Jakson acababa de vender más de 50 millones de copias del álbum Thriller, el que todavía es el más vendido en la historia, y todos querían estar a su lado en esta empresa. Con los problemas de agenda de algunos de ellos, la composición final de “We are the world” fue de Richie y Jackson la cual terminaron un día antes de la grabación. Quincy Jones, el productor, convocó a las grandes estrellas de la música a un estudio de Holliwood con una petición; “dejen sus egos en la puerta”. El resto es historia de la música, una canción que vendió más de 10 millones de copias y que todavía resuena en el imaginario de muchos. Hoy en día Etiopía sigue teniendo muchos problemas debido a las sequías, en parte debido a El Niño del 2015-2016. El fenómeno de El Niño se conoce desde hace siglos en realidad. Los pescadores peruanos, en la época de la colonización española, fueron los que le dieron el nombre, El Niño, en referencia al calentamiento del agua y la ausencia de peces en las fechas del nacimiento de “el niño dios”. Sus efectos se han padecido a nivel global también desde hace siglos. Se cree que algunas de las mayores crisis del imperio Inca están relacionados con este fenómeno, con la probable declive de la cultura Moche entre otras (Fagan, 1999). También se ha relacionado un evento extremo de El Niño con la escasa cosecha en Europa de 1789, que desembocó en la revolución francesa (Grove, 1998). Hoy sigue provocando enormes dificultades a algunos países, no sólo en las pesquerías y cultivos sino también debido a que se incrementa la afección de enfermedades epidémicas como la malaria o el dengue en lugares donde se producen inundaciones. Cuanto más sabemos de El Niño, más nos damos cuenta lo poco que sabemos, ya que en realidad no hay un sólo Niño, sino que hay muchos tipos con diferentes efectos (Capotondi y colaboradores, 2015), lo que dificulta la capacidad de predicción. Habrá que seguir investigando.
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