Un blog de ciencia para entender el funcionamiento del planeta y su relación con la historia de la humanidad
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Imagínese la situación. Una ballena azul (Balaenoptera musculus) va nadando tranquilamente. Tiene unos doce años, es macho, acaba de alcanzar la madurez sexual y tiene las hormonas un tanto disparatadas, como cualquier otro adolescente. Es inexperto y no conoce bien los peligros del mar y cuando va por las aguas de California, cerca de la bahía de Monterrey, probablemente despistado buscando una hembra de buen ver, un barco le alcanza y del tremendo impacto se muere. Tal vez, en ese momento, tal y como han retratado multitud de películas, le pasó toda su vida por delante en ese último segundo de vida. Lo curioso es que nosotros hemos podido ver una pequeña parte de toda esa vida, desde que estaba en la placenta materna, hasta el momento de ese fatídico impacto. Todo gracias a que unos científicos se les ocurrió extraer el tapón de 25 centímetros de cerumen que tenía en el oído. Aunque parece un tapón muy grande, hay que tener en cuenta que el ejemplar era un macho que medía 21 metros, algo corto para un animal que puede llegar a 30 metros, así que probablemente todavía le quedaba por crecer unos años. El tapón de cerumen en las ballenas azules se va acumulando año a año de forma similar a como se van apilando los sedimentos en los lagos o el hielo en los glaciares. Así que, por un análisis de las laminaciones de la cera, podemos contar los años, de forma parecida a los corales o los anillos de árboles. Como todos esto otros paleoregistros, otros componentes quedan atrapados entre las láminas; en el caso de las ballenas, tanto contaminantes externos, como hormonas y otras moléculas orgánicas producidas por el organismo, lo que nos da una información valiosísima de unos organismos que a pesar de su gran tamaño son bastante complicados de seguir y estudiar. Lo que encontraron Trumble y colaboradores es que cuando las ballenas todavía estan en la panza de la madre hay una transferencia de madre a hijo, no sólo de oxígeno y nutrientes, sino también de pesticidas. Sin embargo esto no ocurría con el mercurio. La historia del mercurio muestra dos pulsos que probablemente estén relacionados con que el organismo pasó un tiempo en zonas altamente contaminadas con este metal pesado. En cuanto al contenido hormonal el estudio muestra claramente la época en el que el organismo entró en la madurez sexual, por la concentración de testosterona, y el estrés de la competencia por el apareamiento, por la concentración de cortisona, aunque la concentración de cortisona puede variar por otras fuentes de estrés como migraciones, disponibilidad de alimento, etc. Este es un registro bastante reciente, que con individuos más longevos (se sabe de algunas especies de ballenas viven más de cien años) y unido con otros proxys que aumenten la información que nos da el tapón de cerumen, es posible que nos de más sorpresas en el futuro. También un mayor número de muestras permitirá entender mejor la respuesta hormonal de los individuos al medio que le rodea, a la presencia de contaminantes organicos o de metales pesados. Les dejo con una de las más grandes secuencias del cine, una de esas que resume en unos minutos la vida, con sus alegrías y sus penas.
3 Comentarios
apalankator
10/11/2016 05:19:42 pm
He descubierto este blog a través de "después no hay nada" y me ha encantado la temática y la forma de escribir, enhorabuena y sigue así.
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Gracias apalankator
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apalankator
10/12/2016 01:55:28 pm
Muchas gracias por tu respuesta, Jose.
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